Todos hemos sufrido dolor de cabeza alguna vez en nuestras vidas. Muchas veces asumimos que estas cefaleas pueden venir provocadas por un episodio de ansiedad o estrés. Pero muy pocas veces nos planteamos que nuestra salud dental puede jugar un papel muy importante en este sentido. Según un estudio el 30% de las cefaleas tienen su origen en la unión del estrés con un desequilibrio en el ajuste de los dientes o una maloclusión.
¿Qué es la maloclusión?
La maloclusión ocurre cuando los dientes no está bien alineados y el maxilar superior no encaja bien con el inferior. Una forma de saber si padecemos maloclusión es el ruido que una persona genera la dormir o mediante la forma del desgaste de los dientes.
El problema de la maloclusión es que esta falta de armonía entre los dientes provoca que la mandíbula cambien de posición y se produzca una sobrecarga.
Si a esta sobrecarga le sumamos una situación de ansiedad, se pueden generar dolores tan cotidianos como las cefaleas o mareos, cuya causa se busca muchas veces en el lugar equivocado.
¿Qué problemas puede provocar la maloclusión?
La mala oclusión puede provocar distintos problemas como:
- Bruxismo. El bruxismo es comúnmente conocido como el “rechinar de dientes”. Esto ocurre cuando el mal encaje de los dientes al cerrar la boca hace que rechinen y ,junto a una situación de ansiedad, provoca que el paciente apriete los dientes para aliviar la tensión.
- Dolores de cabeza.
- Ruidos en el oído.
- Dolores faciales o de cuello.
- Desgaste de los dientes.
¿Cómo actuar ante el dolor derivado de la maloclusión?
Lo mejor es prevenir la aparición de estas dolencias. Para ello, nada mejor que acudir al dentista de forma periódica para una revisión. Puede ocurrir que ya empecemos a notar los primeros síntomas, entonces lo mejor es preguntar al dentista por un posible tratamiento.
El tratamiento consta de dos fases: control del dolor y corrección del dolor.
- Control del dolor mediante una férula de descarga.
- Ortodoncia para corregir la posición de los dientes.
También hay que tener en cuenta que no sólo hablamos de un problema dental, sino que también está asociado a problemas de estrés y ansiedad, por eso lo recomendable es contar con la ayuda del psicólogo, el fisioterapeuta y la medicación, en colaboración con el dentista.
Hay que intentar entre todos cambiar los hábitos de vida que provocan este problema.
Prevención desde la infancia
Como hemos comentado anteriormente, la prevención es la mejor opción para evitar los problemas derivado de la maloclusión, por eso hay que vigilar a los más pequeños, realizando revisiones periódicas a los niños menores de 6 años.
Estas visitas al dentista pueden hacer que el odontólogo controle el espacio idóneo entre los dientes de leche para que, cuando salgan los dientes definitivos, lo hagan en una posición correcta que evite una mala oclusión en el futuro.
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